Para comprender este artículo, comenzaré con la siguiente definición:
“La Formación Profesional Dual (FP Dual) es una modalidad de Formación Profesional (FP) mixta en la que el centro formativo y la empresa se corresponsabilizan de la formación del alumno. El centro impartirá los conocimientos teóricos necesarios y la empresa complementará con la formación práctica a través del trabajo de los alumnos en sus instalaciones”
El anteproyecto de la futura Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional integra la Formación Profesional del sistema educativo y la Formación Profesional para el empleo, y que pretende entrar en vigor para el otoño de este año. A nuestro entender, el principal éxito de esta propuesta se centra en que toda la Formación Profesional, tanto de estudiantes como de trabajadores, se convierte en Formación Dual, por lo que la interacción con la empresa sería un elemento clave para la inserción laboral. Se espera que este paso establezca una oferta modular y flexible más acorde a las exigencias del mercado laboral, las empresas y las necesidades de los estudiantes y trabajadores, aunque tendremos que esperar para ver si se alcanzan los resultados esperados.
Este Proyecto de Ley la Formación Profesional tendrá un carácter dual y estará dividida en dos tipos:
. Formación Profesional de régimen dual general, con una duración de estancia en la empresa de entre el 25% y el 35% de la duración total de la formación ofertada. No obstante, esta modalidad formativa no genera vinculación contractual con la empresa, ni remuneración económica.
. Formación Profesional de régimen dual avanzado, con una duración de estancia en la empresa de entre el 35% y el 50% de la duración total de la formación. En este caso, esta modalidad formativa si genera una relación contractual retribuida.
La Formación Dual (FD) se considera un sistema exitoso en la mayoría de los países de Europa, especialmente en Alemania, Suiza, Países Bajos, Bélgica y Francia, ofreciendo ventajas competitivas tanto a los alumnos y trabajadores como a las empresas. Sin embargo, la FD representa en España solo el 3% frente al 60% de los países centroeuropeos, según datos de la Fundación Bertlesmann. Este pobre porcentaje, en comparación con nuestros vecinos, refleja la poca confianza en este modelo formativo, y en gran medida se debe la poca visión de futuro de las diversas administraciones y las inversiones millonarias realizadas en épocas previas y destinadas a la formación FP tradicional, que finalmente ha demostrado no solventar la problemática del desempleo, dotar de poco prestigio a las cualificaciones de nivel medio (FP), además de demostrar una nula comprensión del funcionamiento de un tejido empresarial español conformado en un 99% por PYMES y MICROPYMES.
Evidentemente existen casos de éxito en la implantación de la FD, como puede ser el País Vasco con una cultura de décadas de fomento de las prácticas en las empresas, estímulos a la FD como vía para la inserción laboral, incentivos económicos, colaboración con la administración educativa y los centros de formación profesional, y un entramado empresarial concienciado en la necesidad de ver la FD más como una inversión que como un gasto.
Sin embargo, en nuestro país, es evidente que existe un divorcio entre la Formación Profesional y el mercado laboral, dando como resultado por un lado mano de obra barata y que carece de la formación práctica apropiada para el desempeño de su trabajo, como es el caso de los becarios, y por otra parte una sobrecualificación de profesionales que terminan formando parte de las colas del paro debido a que el tejido empresarial requiere profesionales de nivel medio y oficios.
La implicación de las empresas es esencial para que la Formación Profesional Dual se pueda implementar de forma eficaz. No obstante, es necesario estimular con ayudas financieras directas e indirectas a las empresas, considerando que los recursos de las PYMES y MICROPYMES son limitados, no se puede descargar toda la responsabilidad en ellas. La administración tiene un papel clave en la coordinación entre los centros de formación y las empresas, ya que lo más importante es la efectividad, por ejemplo, en Alemania un 68% de los alumnos logran un empleo en la misma empresa en la que se han formado. Por otra parte, no es solo que el alumno reciba la formación, sino que también pueda, en un corto plazo de tiempo, obtener un empleo.
De igual forma, otro factor clave que necesita disponer de itinerarios formativos homogéneos y procedimientos de interacción definidos por la administración son los centros de formación. La dependencia de los procedimientos de la administración, que en la mayoría de los casos funciona con lentitud y poca eficiencia, dificulta el proceso colaborativo entre éstos y las empresas.
Creo que todos los entes involucrados en el éxito de la Formación Profesional Dual son conscientes de la necesidad de realizar mejoras y cambios, y esperamos que este Nuevo Proyecto de Ley permita implantar un modelo eficaz que contribuya a la creación de una fuerza productiva capacitada, la creación de empleo y un incremento de competitividad de las empresas.