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01/09/2025

Incendios forestales en España: un verano de desafío

Reflexionamos sobre el futuro de nuestros territorios e infraestructuras

Este verano ha marcado un punto de inflexión en la lucha contra los incendios forestales en nuestro país. Con más de 415.000 hectáreas arrasadas por las llamas hasta la fecha, el país enfrenta una de las peores crisis medioambientales de los últimos tiempos, no solo por la magnitud de los daños, sino también por la velocidad y la intensidad con la que los incendios se han propagado. Las altas temperaturas, la sequía y el viento han creado condiciones ideales para que los incendios alcancen dimensiones insostenibles, particularmente en las regiones de Galicia, Castilla y León y Asturias, que actualmente concentran algunos de los focos más devastadores.

Un año catastrófico: zonas en estado de emergencia

El impacto de estos incendios es colosal: según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) más de 9.500 personas evacuadas y decenas de miles de hectáreas de bosques, cultivos y ecosistemas arrasados. En varias comunidades autónomas, el Gobierno ha declarado el estado de preemergencia y activado planes especiales para hacer frente a la crisis, mientras las consecuencias sociales y medioambientales siguen en aumento. Desde la activación de planes de emergencia hasta la implementación de medidas de apoyo económico para las áreas afectadas, el panorama es dramático, pero también muestra el esfuerzo colectivo por paliar los efectos devastadores 

 

Más allá del clima: factores estructurales que potencian el riesgo

Si bien el clima extremo ha desempeñado un papel crucial en la intensificación de estos incendios, la causa subyacente es mucho más compleja. El menor cuidado progresivo de vastas áreas rurales y la falta de gestión activa de los paisajes forestales han creado condiciones propicias para la proliferación de grandes incendios forestales (GIF), que superan las 500 hectáreas y requieren una respuesta altamente especializada. Esta situación refleja un patrón más amplio: una continuidad del combustible vegetal, fruto de la pérdida de prácticas agrícolas tradicionales y la escasa planificación en el manejo del territorio, que favorece la propagación descontrolada de los incendios.

Este patrón no solo pone en riesgo a la naturaleza y las comunidades cercanas, sino que también amplifica las dificultades de los equipos de emergencia, que se ven desbordados frente a la magnitud de los incendios. La gestión de estos incendios requiere no solo recursos materiales, sino también una estrategia de gestión de paisaje a largo plazo.

 

La clave: prevención y gestión del riesgo

Desde Cepreven, lamentamos profundamente las víctimas humanas y las pérdidas materiales que estos incendios han causado. Nuestra organización reafirma su compromiso con la prevención activa, como una herramienta esencial para reducir tanto la magnitud de los incendios como sus consecuencias. 

Sabemos que, si bien los incendios son fenómenos naturales, la gestión del riesgo es nuestra responsabilidad. Para ello, consideramos crucial implementar medidas de prevención que aborden el problema desde diferentes frentes. En este sentido, destacamos varios puntos esenciales:

  1. Gestión activa del territorio y restauración del paisaje:
    La creación de cortafuegos naturales, la restauración de áreas agrícolas y ganaderas y el fomento de prácticas forestales sostenibles son imprescindibles. Debemos reactivar los ecosistemas rurales con técnicas de silvicultura y planificación del paisaje que favorezcan la discontinuidad del combustible, reduciendo la propagación del fuego.

  2. Fortalecimiento de la economía rural:
    La revitalización de las zonas rurales a través de actividades agrícolas y ganaderas sostenibles no solo favorece la economía local, sino que también previene los incendios. La gestión responsable de los recursos naturales permite un entorno más seguro y resiliente frente al fuego.

  3. Comunicación eficiente y colaboración interinstitucional:
    En un escenario como el actual, donde la respuesta debe ser rápida y efectiva, la comunicación en tiempo real entre administraciones autonómicas, cuerpos de seguridad, emergencias y protección civil es esencial. La interoperabilidad tecnológica —que incluye sistemas de alerta temprana, plataformas de gestión de emergencias y redes de información unificada— es indispensable para tomar decisiones rápidas y precisas.

  4. Formación continua y simulacros conjuntos:
    La preparación de los efectivos de emergencia y de la población en general es clave. Simulacros conjuntos y la formación constante en técnicas de extinción y evacuación permiten una mejor respuesta ante situaciones extremas, maximizando la eficacia operativa.

  5. Innovación tecnológica aplicada a la protección contra incendios:
    Desde el uso de drones para la monitorización en tiempo real hasta el desarrollo de sistemas de predicción de incendios más precisos, la tecnología juega un papel fundamental en la prevención. Debemos aprovechar las herramientas digitales y los avances tecnológicos para hacer frente al reto de los incendios de manera más eficiente.

Una respuesta colectiva: compromiso de Cepreven

En este contexto, desde Cepreven subrayamos que la Protección Contra Incendios es un esfuerzo colectivo. No podemos permitirnos la complacencia ni esperar a que las tragedias se repitan. Las decisiones tomadas hoy determinarán la capacidad de las futuras generaciones para hacer frente a estos desafíos.

La prevención debe ser una prioridad para todos los sectores implicados, y es fundamental que se avance en la mejora de la gestión del riesgo. El compromiso de Cepreven con la seguridad y la protección sigue intacto, y continuamos trabajando como agente social para reducir los riesgos y los impactos de los incendios.

Estamos convencidos de que la gestión activa del paisaje, la tecnología y la formación continua son las claves para mitigar el impacto de los incendios forestales. En este sentido, instamos a todos los responsables a adoptar un enfoque integral, coherente y sostenible en la lucha contra los incendios, reforzando la prevención, la coordinación y la concienciación.

El futuro de nuestros territorios, nuestras infraestructuras y, lo más importante, nuestras vidas, depende de la capacidad para actuar de manera preventiva, colaborativa y responsable.