El pasado 28 de abril de 2025, España experimentó el apagón eléctrico más significativo de su historia reciente. A las 12:32 horas, una interrupción masiva del suministro afectó a toda la península ibérica y amplias zonas de Portugal y el sur de Francia. En este artículo repasaremos posibles riesgos derivados de los apagones en instalaciones industriales.
Los apagones eléctricos generan una serie de condiciones que pueden comprometer la seguridad de las instalaciones, especialmente en lo que respecta a los riesgos de incendio:
Uno de los riesgos asociados a la recuperación tras un apagón son las sobretensiones transitorias, y picos de corriente especialmente si muchos equipos se reactivan simultáneamente.
En la actualidad, la normativa técnica exige que los equipos cuenten con sistemas de protección frente a estas perturbaciones. Gracias a ello, los incidentes graves —como sobrecalentamientos o igniciones— son poco frecuentes. No obstante, resulta clave asegurar que tanto los dispositivos individuales como los cuadros eléctricos principales mantengan sus sistemas de protección en condiciones óptimas para minimizar cualquier riesgo residual.
El Código Técnico de la Edificación (CTE), en su documento DB-SI (Seguridad en caso de incendio), establece que los sistemas de evacuación y protección contra incendios deben contar con fuentes de energía de respaldo. Las normas de diseño, como la UNE 23007-14 para los sistemas de detección y alarma, explican cómo dimensionar las baterías o fuentes de alimentación de respaldo y su autonomía. Es esencial que en los mantenimientos se verifique el estado de estas fuentes de alimentación de reserva para que los sistemas puedan continuar operativos.
Durante un apagón, muchas instalaciones recurren a generadores eléctricos para mantener sus operaciones. Sin embargo, si estos equipos no cumplen con la Norma UNE-EN 60204-1 (Seguridad de maquinaria - Equipos eléctricos de las máquinas), puede provocar fallos que generen calor excesivo o incluso incendios. La instalación de generadores portátiles sin una correcta ventilación o sin los procedimientos de conexión adecuados puede generar riesgos de incendio debido al sobrecalentamiento o acumulación de gases inflamables.
Los sistemas de control industrial, como los PLC (Controladores Lógicos Programables), dependen de un suministro eléctrico estable. Según el Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión (REBT), es necesario diseñar las instalaciones para evitar que una pérdida de tensión cause situaciones peligrosas al descontrolar procesos automáticos, especialmente en locales o instalaciones de riesgo involucrando por ejemplo calderas o procesado de materiales inflamables.
La instalación de supresores de sobretensiones es un requisito fundamental para evitar que los picos de tensión dañen los equipos eléctricos sensibles.
El CTE DB-SI y algunas normas de diseño indicadas en el RIPCI establecen la necesidad de energía de respaldo para sistemas dependientes de la corriente eléctrica para su funcionamiento, como detección y alarma, iluminación de emergencia, equipos de presurización de escaleras y vías de evacuación, sistemas de extracción de humos, o ascensores de emergencia, debiendo contar con una fuente de energía autónoma que garantice su funcionamiento durante un tiempo determinado.
Es esencial que todos los generadores estén sometidos a un mantenimiento riguroso. Esto incluye inspecciones periódicas, pruebas de funcionamiento, revisión de filtros, comprobación de niveles de combustible y verificación de sistemas de seguridad.
La Norma UNE-EN 61508 (Seguridad funcional de los sistemas eléctricos, electrónicos y programables) especifica que los sistemas de control industrial deben tener una arquitectura que permita un funcionamiento seguro en caso de fallo eléctrico. En cualquier caso, los sistemas de control industrial deben diseñarse para que no generen condiciones peligrosas por un fallo único, lo cual muchas veces implica usar redundancia funcional o de alimentación.
En resumen, la implementación de tecnologías de respaldo, como generadores autónomos de alta fiabilidad, sistemas de control redundantes y dispositivos de protección contra sobretensiones o picos de corriente, debe ser una prioridad para cualquier instalación que maneje equipos críticos.
La integración de los requisitos normativos en el diseño no solo debe ser vista como un condicionante legal, sino como una medida esencial para garantizar la continuidad operativa y la seguridad integral de las instalaciones.