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14/02/2023

Jonathan ONeill analiza los criterios de seguridad contra incendios de los jardines verticales

Jonathan ONeill es CEO de la FPA (Fire Protection Association) del Reino Unido

A medida que aumenta la concienciación medioambiental, los jardines verticales o vivos, estéticamente agradables, se han hecho cada vez más populares entre los propietarios, residentes e inquilinos de edificios. Sin embargo, empiezan a surgir preocupaciones, sobre todo en torno a la combustibilidad y la instalación a gran escala de estos sistemas, y las aseguradoras encargan ahora estudios para evaluar el impacto potencial y elaborar orientaciones sobre su uso adecuado.

Según la Real Sociedad de Horticultura[1], entre las ventajas de los jardines verticales figuran la desviación del agua de los muros en caso de lluvias torrenciales, el aislamiento adicional del edificio, que reduce la pérdida de energía y las necesidades de calefacción en invierno y mantiene los edificios frescos en verano, los grandes beneficios estéticos, la creación de hábitats para insectos, la contribución a la mejora de la calidad del aire y la reducción de la contaminación acústica.

El sector de los jardines verticales va un poco más allá, aludiendo a la biodiversidad, la consecución de objetivos medioambientales, los beneficios para la inversión gracias al aumento de la afluencia de público y la mejora de la salud general y el bienestar de los usuarios de los edificios.

Estos sistemas, sin embargo, parecen tener pocas restricciones en las normativas de construcción actuales. Una de las empresas más consolidadas que ofrecen estos sistemas afirma que la obtención de una calificación de clase B-s2-d0, según la norma BS EN 13501-1, en una prueba a pequeña escala de un solo elemento ardiendo, confirma que un sistema de pared viva puede utilizarse de acuerdo con la normativa B4 [2] en una serie de edificios:

- Edificios residenciales con una altura de 11 m

- Edificios de reunión y recreo independientemente de la distancia al límite o la altura del edificio

- Cualquier edificio no residencial (excepto aparcamientos abiertos)

- Cualquier edificio sanitario diseñado conforme a HTM 05-02

- Edificios domésticos y no domésticos de menos de 11m en Escocia.

El informe del gobierno, “Fire Performance of Green Roof and Walls”, parece confirmar en gran medida esta afirmación.

Por lo tanto, dada la creciente concienciación sobre el impacto del cambio climático y la presión sobre las organizaciones para que "cumplan las normas", es fácil entender por qué este tipo de fachada se ha hecho tan popular entre los propietarios de inmuebles, especialmente en los proyectos apoyados por el gobierno y los gobiernos locales.[3]

Clasificación y seguros

Los jardines verticales o vivos no son nuevos, pero los sistemas que se utilizan actualmente se dividen en tres categorías:

- Plantas trepadoras que crecen directamente contra el muro o en espaldera: estos sistemas suelen regarse si no se plantan directamente en el suelo.

- Hidropónicos: normalmente construidos con malla, geotextil o un tipo de lana mineral, las plantas crecen sin tierra y dependen del riego y los nutrientes añadidos.

- Jardines verticales modulares: fabricados con plástico ignífugo o aluminio, rellenos de tierra o turba y plantas, fijados a una pared o marco.

No hace falta ser un genio para darse cuenta de que los tres sistemas tienen un comportamiento muy diferente en caso de incendio y, dada la combustibilidad potencial de los componentes del sistema, no es de extrañar que cualquier documentación que se lea sobre jardines verticales incluya invariablemente amplios apartados sobre la importancia de garantizar que estos sistemas se mantengan adecuadamente y se rieguen con regularidad. Los diseñadores de jardines verticales, los instaladores y los contratos de instalación suelen reconocerlo, y la mayoría de los contratos incluyen algún tipo de cláusula de mantenimiento. Pero, ¿qué ocurre cuando esa cláusula llega a su fin?

Aunque afortunadamente ha habido pocos incidentes con paredes vivas, el incendio del entonces recién inaugurado, hotel Mandarin Oriental de 180 habitaciones en Knightsbridge en junio de 2018 despertó el interés sobre cómo este tipo de fachada podría favorecer la propagación del fuego. Al parecer, el siniestro, cuya extinción llevó seis horas a 120 bomberos, se originó porque una soldadura prendió fuego a un revestimiento de un jardín vertical. A pesar de que los daños fueron controlados, el hotel permaneció cerrado durante nueve meses, por lo que las pérdidas económicas debieron de ser cuantiosas.

Dada la creciente popularidad de estos sistemas y el gran potencial de pérdidas demostrado por el siniestro de Knightsbridge, no es de extrañar que las aseguradoras estén cada vez más preocupadas por el comportamiento de estos sistemas en caso de incendio, sobre todo teniendo en cuenta la falta de datos de pruebas a gran escala. Es comprensible que las aseguradoras quieran saber más, dado que la mayoría de los datos de pruebas actuales, si los hay, se basan en pruebas a pequeña escala de diversos componentes de jardines verticales.

Conocer mejor el comportamiento al fuego de los jardines verticales

Hasta la fecha, apenas se han realizado pruebas a escala real de estos sistemas, por lo que, para empezar a cubrir esta laguna de datos, un proyecto de la RISCAuthority ha encargado a la FPA que revise los métodos de instalación de jardines verticales en elevaciones exteriores. Esto incluirá métodos de fijación, jardineras, tuberías, sistemas de riego y, en concreto, el estudio de los materiales utilizados en la construcción y sus propiedades típicas de reacción al fuego. En esta parte de la investigación también se estudiarán cuestiones como la creación de cavidades dentro del sistema de jardines verticales y cómo se abordan.

A continuación, el proyecto revisará los métodos de riego de los sistemas de jardines verticales, incluidas las reservas, las reservas de emergencia de aguas grises y la detección de fugas de agua y de tanques.

Seguidamente, se revisará el mantenimiento de los jardines verticales, en concreto las plantas típicas y el medio de cultivo, los cambios en la distribución y composición de las especies vegetales y la frecuencia de inspección y sustitución de las plantas. A continuación, se elaborarán orientaciones o un código de buenas prácticas para los jardines verticales y vivos, y se revisarán las condiciones contractuales habituales de los sistemas de jardines verticales tras su instalación, incluida la supervisión de su estado y la resistencia al viento.

El programa se iniciará con ensayos de incendio del sistema de soporte típico de un sistema de jardín vertical, pero sin el medio de crecimiento ni vegetación alguna. Las pruebas de incendio de los sistemas se limitarán a aquellos que no cumplan la clasificación Euroclase A1 o A2 y que, por tanto, se definan como combustibles. De la investigación que hemos llevado a cabo hasta ahora, entendemos que al menos uno de los sistemas de paredes verdes utiliza un contenedor polimérico "resistente al fuego" como soporte para el medio de cultivo. Proponemos que se utilicen estas paredes de revestimiento para las pruebas, pero que el sistema se instale en la pared principal sólo hasta una altura de 5 m por encima de la cámara de combustión (hasta la línea de los termopares de nivel 2). La razón por la que no se utilizará una pared de altura completa BS 8414[4] es la rapidez y el coste.

Se propone que se realice una segunda prueba con el medio de crecimiento instalado para entender qué efecto tiene el medio de crecimiento en el comportamiento ante el fuego del sistema de soporte subyacente. Si el presupuesto lo permite, se podrán realizar más pruebas con vegetación y se considera que las pruebas tendrían importancia científica.

Se establecerá la tasa de pérdida de humedad de un sistema para simular el fallo del suministro de agua. Los resultados proporcionarán una indicación del plazo de desecación de los jardines verticales y del posible aumento del riesgo de incendio debido a la desecación de un sistema.

También realizaremos pruebas de fuego a pequeña escala en una variedad de especies vegetales con niveles decrecientes de contenido de humedad, con el objetivo de comentar los aspectos prácticos de las pruebas. Tenemos que determinar si los sistemas verdes pueden clasificarse legítimamente conforme a la norma BS EN 13501-1 y/o ensayarse conforme a las normas BS 8414 y BR135[5], y si los resultados serán significativos. La fase final consistirá en realizar ensayos a escala real de la norma BS 8414 en jardines verticales.

El objetivo de la investigación es promover una mejor comprensión de estos sistemas para que quede claro qué ocupaciones y qué sistemas son los más adecuados para su uso, y garantizar que la instalación y el mantenimiento se realizan de acuerdo con una norma que reduzca el riesgo.

ACLARACIONES CEPREVEN

[1] Royal Horticultural Society, institución británica fundada en 1804 con el objetivo de promover la jardinería en Gran Bretaña (Nota del Traductor).

[2] The Building Regulations, Document B (Fire Safety), Requirement B4 (External Fire Spread). Reglamento Británico equivalente en su alcance al Código Técnico de la Edificación en España (Nota del Traductor).

[3] En España, los revestimientos admisibles en una fachada están regulados por el Código Técnico de la Edificación, CTE, en su DB-SI2 “Propagación Exterior”. Según dicho Documento, la clase de reacción al fuego de los sistemas constructivos de fachada que ocupen más del 10% de su superficie será, en función de la altura total de la fachada:

- D-s3,d0 en fachadas de altura hasta 10 m;

- C-s3,d0 en fachadas de altura hasta 18 m;

- B-s3,d0 en fachadas de altura superior a 18 m.

Dicha clasificación debe considerar la condición de uso final del sistema constructivo incluyendo aquellos materiales que constituyan capas contenidas en el interior de la solución de fachada y que no estén protegidas por una capa que sea EI30 como mínimo.

En aquellas fachadas de altura igual o inferior a 18 m cuyo arranque inferior sea accesible al público desde la rasante exterior o desde una cubierta, la clase de reacción al fuego, tanto de los sistemas constructivos mencionados en el punto 4 como de aquellos situados en el interior de cámaras ventiladas en su caso, debe ser al menos B-s3,d0 hasta una altura de 3,5 m como mínimo. 

Como se puede observar, la reacción al fuego exigida no depende del Uso del establecimiento, sino de la altura del edificio y del % de superficie ocupada por el material en cuestión.

A priori, parece difícil que un revestimiento formado por un material combustible como es un jardín vertical pueda reunir los requisitos de reacción al fuego exigibles a una fachada por el CTE. Aunque algún jardín vertical pueda, según se indica en el artículo, obtener una clasificación B-s2-d0 según un ensayo de pequeña escala, es posible que el comportamiento real del producto instalado sobre una superficie vertical mayor sea más desfavorable. Debería realizarse un ensayo a gran escala de la solución que se desea instalar para determinar las características de su comportamiento al fuego (Nota sobre requisitos de la reglamentación española).

[4] Fire performance of external cladding systems - Test method for non-loadbearing external cladding systems applied to the masonry face of a building. Norma británica que regula los requisitos de ensayo a gran escala para determinar la reacción al fuego de un revestimiento. (Nota del Traductor)

[5] Fire performance of external thermal insulation for walls of multistorey buildings. Norma británica que establece los criterios de comportamiento para clasificar los sistemas de fachada ensayados según BS 8414 (Nota del Traductor).