Enfrascado en íntimas reflexiones vago sin rumbo fijo por la Valencia del Cid,
“Balansiya Ibn Said”, de improviso aparece frente a mí el puente de Serranos, detengo
el paso, con parsimonia contemplo el lugar donde antaño se ubicaba la puerta por la cual
arribaban los caminantes provenientes del interior de la comarca: La Puerta de Serranos
o Torres de Serranos, uno de los doce portones que protegían la antigua muralla
cristiana de la capital levantina; de estilo gótico valenciano, de finales del siglo XIV,
años 1392 a 1398, gran referente de Valencia y uno de sus monumentos mejor
conservados. Durante mucho tiempo su uso primordial fue la defensa de cualquier
asedio o eventual ataque a la ciudad; de ordinario servía para ceremonias, entrada oficial
de embajadores y reyes, considerada como el acceso principal a la urbe.
Según refieren algunos historiadores, el puente de Los Serranos ya obraba en
1088, conocido por los árabes como Al-Qantara, era poco más que una pasarela de
madera. El 12 de marzo de 1349 el Consell General decreta erigirlo con materiales más
sólidos que dichas tablas. Sin embargo, las reiteradas riadas del Turia lo castigan sin
miramiento. Así, en 1406 y 1427 el agua se lo lleva casi en su totalidad. Lo peor le vino
el domingo 27 de septiembre de 1517, la furia desatada de las aguas acaba por arrasarlo.
En el verano de 1518, la Junta de Murs i Valls inicia la reconstrucción de la pasarela,
con nueve arcos rebajados, enormes pilas, grandes estribos y escolleras, bajo la
dirección del pedrapiquer Juan Bautista Corbera. Aún han de proseguir los cambios
sobre el referido puente pero eso es otra historia.
Los emprendedores, sin duda buenos empresarios, las corporaciones,
agrupaciones u organizaciones en general, muestran en los momentos actuales una
indudable preocupación por cuanto supone innovación en materia de información y
control de la gestión empresarial; a ello habría que unir la capacidad de entender las
nuevas líneas lucrativas, las tecnologías venideras o los temas emergentes, junto a un
interés por obtener una adecuada aplicación práctica de estas recientes herramientas, sin
echar en saco roto el fuerte endeudamiento. Todo ello conlleva que el empresario se
sumerja en una intranquilidad contagiosa.
Esta época, de escepticismo político, económico e incluso tecnológico, afecta
sin duda la confianza de empresas y consumidores, y por ende a las perspectivas
económicas del país. Preocupa el ser incapaces de poder predecir, controlar o modificar
una situación por incontrolable. Es preciso cambiar de actitud, de modo de pensar.
Debemos mirar con buenos ojos las tecnologías futuras, interpretar a nuestros
adversarios, no olvidemos que el empresario emprendedor siempre ha sido capaz de
adaptarse a cualquier situación, por complicada que fuese, en busca de negocio. Creo
que nunca es tarde para tender puentes fuertes y sólidos, como antaño se hiciese ante los
primeros sistemas mecanizados, el nacimiento de la máquina de vapor, la revolución
industrial…, capaces de soportar los cambios.
Pienso, estamos a las puertas de una cuarta revolución industrial. Antes de lo
imaginado, quedará comunicada la antigua realidad analógica con la reciente digital,
trasformando por entero el panorama productivo, con cuotas de rendimiento altas y
mayor grado de control en el producto, pues lo digital y lo analógico van de la mano.
Este escenario, será alcanzado merced a la robótica, los programas de gerencia de
activos, ahorro de energía, administración de recursos naturales, humanos… datos que
recibidos en intercambio instantáneo con el Centro de control y gestión será el
encargado de aumentar la producción. Los inadaptados a los cambios tecnológicos
desaparecerán como competitivos en poco tiempo.
Sin apenas darnos cuentas, a una velocidad de vértigo, estamos inmersos en la
cuarta revolución industrial, la 4.0, evolución sin precedentes de los negocios generados
en concepto de recursos compartidos. Este modelo funciona si hay como se dice
seguridad entre extraños, donde las redes sociales son decisivas. Dicha actividad acarrea
numerosos retos tecnológicos, legales y humanos aún sin afrontar; para algunos han de
influir en el aumento de las desigualdades entre países, incluso en la alteración de
poderes, si no se maneja el tema de manera pertinente. En cuanto al mundo laboral,
supone una mudanza en la producción, provisión de bienes y servicios, al supeditar el
trabajo a una inteligencia artificial que, de no ser bien regulada, a buen seguro ha de
ocasionar conflictos en los mercados, las empresas y sociedades. Esta cuarta revolución
industrial, la cual combina los mundos físicos, digitales y biológicos, se anticipa, para
afectar sin duda a la totalidad de las industrias, economías y disciplinas, todo un reto
para el ser humano.
Concluyo, el día que conecten “Internet de las cosas”, abreviado I o T,
interconexión digital de objetos cotidianos con internet, es decir, lugar en el cual han de
adherir a internet más “cosas u objetos” que personas, planteado por Kevin Ashton en
el Auto-ID Center del MIT en 1999, sabremos con precisión si los libros, termostatos,
refrigeradores, la paquetería, lámparas, botiquines, partes automotrices, mecánicas …,
siempre que los mismos estén conectados a Internet provistos con equipos de
identificación, de la existencia de cualquier artículo, su ubicación, consumo, venta,
además, nunca en teoría quedarían fuera de stock o se podrían suministrar medicinas
caducadas. Son de 50 a 100 000 billones los objetos capaces de ser codificados y pese a
ello seguir su desplazamiento. En resumen, será “no determinista” y de red abierta
(ciberespacio), en la cual entidades inteligentes auto-organizadas (servicio Web,
componentes SOA) u objetos virtuales (avatares) estarán interoperables…, incluirá
determinismo, fiabilidad y sincronismo…todo un gran puente tendido a fechas por
venir, en verdad preparado.